Reírse a carcajadas hace que el cuerpo segregue endorfinas que, además de generar un estado de euforia, ayudan a aliviar el dolor.

La risa puede ser un calmante natural de lo más efectivo. Los resultados ponen de manifiesto que quienes se ríen más son más capaces de soportar un 10% más el dolor. Solo hay una condición: hay que reírse a carcajadas para que el cuerpo segregue endorfinas para que, además de crear euforia, alivien el dolor. Mientras que la risa simple y llana no tiene ningún efecto analgésico, las carcajadas, sí.

Son muchas las investigaciones que desde hace años asocian la risa con efectos positivos tanto en la salud como en la recuperación de las personas enfermas. Ya a finales del siglo XIX, el médico austríaco Sigmund Freud (padre del psicoanálisis) valoraba los beneficios que el acto de reír aporta al organismo, al liberarlo de la energía negativa. Multitud de estudios desde entonces la han relacionado con la mejora de la digestión, la disminución del estreñimiento, el fortalecimiento del sistema de defensas, el aumento de los niveles de oxígeno en todos los órganos, la liberación de las tensiones, la reducción del estrés y la mejora de la circulación o la presión sanguínea.

Científicos de la Universidad de Loma Linda (EE.UU.) añadieron el año pasado un nuevo beneficio: las carcajadas podrían provocar el mismo efecto que el ejercicio físico moderado, ya que causa cambios en dos hormonas vinculadas con el apetito (la leptina y la grelina). William Fry, psiquiatra que ha estudiado los efectos de la risa durante más de 25 años, asegura en uno de sus estudios que tres minutos de risa intensa equivalen en salud a cerca de diez minutos de ejercicio aeróbico.

En su momento, estas investigaciones demostraron que la risa tiene efectos positivos en la regulación del sistema inmunológico, porque aumenta la producción de anticuerpos y activa ciertas células protectoras del organismo, que son importantes para evitar la formación de tumores. Con estos resultados, parece que reír se hace tan necesario como dormir bien, llevar una vida saludable o practicar deporte. No obstante, parece ser que la rutina diaria dificulta este acto: a medida que se llega a la edad adulta se ríe menos y, si los niños lo hacen una media de 300 veces al día, los adultos no llegan a las 30.

Reír como tratamiento. Según los resultados beneficiosos que provoca el acto de reír, no es extraño que varias organizaciones y agrupaciones de todo el mundo lo tengan en cuenta como parte de algunos tratamientos. En general, la risoterapia se utiliza para lograr estados de relajación y rejuvenecimiento o como coadyuvante para el control del estrés, la depresión, el insomnio o problemas cardiovasculares y respiratorios.

Aunque en España aún no está demasiado establecida, en estos últimos años ha ganado terreno. También en centros dirigidos al cuidado de personas mayores cada vez se le da más importancia y también se organizan más talleres dedicados a la risa.

Articulo publicado en el Diario «El Económico»  28/04/2017  www.eleconomico.es

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