Trastornos de la personalidad

La personalidad es la forma reconocible por uno mismo y por los demás de comportarse y relacionarse con el entorno. El sufrimiento que generan los trastornos de la personalidad no tiene que ver con circunstancias externas, sino que deriva, precisamente, de que la estructura básica no está bien formada. La personalidad se tambalea y la mayor parte de los ámbitos de la vida de la persona se ven afectados: las emociones, el pensamiento, el comportamiento y las relaciones.

A pesar de que se trata de una patología muy frecuente, no es tan conocida como la depresión o la ansiedad. Este desconocimiento provoca que muchas personas sufran un trastorno de la personalidad sin saberlo.

Los afectados manifiestan una serie de comportamientos y sentimientos rígidos y desadaptativos que les generan sufrimiento psicológico y problemas en sus relaciones personales. Esta forma de actuar es duradera y no se limita a episodios concretos de su vida. Las primeras señales, a menudo, se observan ya al final de la infancia o durante la adolescencia; y se prolongan durante la madurez. Estas personas creen que su forma de ser es inevitable. Aseguran que, muchas veces, intentan cambiar pero sienten que ello no depende de su voluntad; consideran que son así, que es su forma de ser.

Actualmente, predomina la idea de que su origen se debe a una suma de factores biológicos y ambientales. De todos modos, muchos expertos consideran que la raíz de estos trastornos hay que buscarla en la infancia.

Aunque las causas son múltiples: hay aspectos biológicos y genéticos que hacen que la persona sea más vulnerable a padecer un trastorno de la personalidad, ya sea por su extrema sensibilidad o porque es muy reactiva. Y si, además, se forma en un ambiente no contenedor, desestructurado, que no entiende su sensibilidad, se puede producir un trastorno de la personalidad».

No es extraño que estos trastornos sean poco conocidos, porque se empezaron a estudiar hace treinta años, esto es poco tiempo en términos de historia de la ciencia. «Antes no se hablaba de trastorno de la personalidad, sino de personalidad psicopática

En un buen número de casos, los tratamientos de los trastornos de la personalidad son una combinación de psicofarmacología y psicoterapia. Hay síntomas que responden muy bien a los psicofármacos. Por ejemplo, algunos antidepresivos son adecuados para los síntomas obsesivos típicos del trastorno de la personalidad obsesiva-compulsiva. Asimismo, en las personas esquizotípicas se utilizan antipsicóticos. Por otro lado, en muchos de estos trastornos son habituales los síntomas ansiosos o depresivos, por lo que se prescriben ansiolíticos o antidepresivos.

En todo caso, la mayoría de los expertos coinciden en la importancia de realizar algún tipo de psicoterapia para mejorar el problema de base: la personalidad. «los tratamientos de estos trastornos son, sobre todo, psicológicos, ya que lo que se ha de cambiar del paciente es su forma de estar en el mundo, de relacionarse con las personas y con ellos mismos.

Articulo publicado en el Diario «El Económico»  29/03/2018  www.eleconomico.es

 

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