La vida en pareja no es una eterna luna de miel. Los problemas de cada uno, las dificultades en la comunicación o la pérdida del deseo sexual pueden complicar la relación.

A pesar de que muchos se quieren, no basta con el amor, aunque sea necesario. La relación de pareja obliga a trabajar su unión cada día. Y cuando llegan los problemas, hay que preguntar y empatizar con la otra parte e intentar compatibilizar las necesidades de ambos.

Cuando surgen los conflictos se pone a prueba la fortaleza del vínculo de la relación. Aprender a manejarlos es, por tanto, un aspecto fundamental para que la unión sea exitosa. Cuando estalla un problema es aconsejable abordarlo de frente, ya que muchas veces es la mejor opción para no tener discusiones demasiado fuertes. Además, hay que dejar de lado las faltas de respeto verbales y sacar trapos sucios del pasado. Cuando se discute, es habitual que las dos partes se «enroquen» en sus respectivas posiciones. Para evitar esta distancia, se recomienda preguntar al otro qué necesita e intentar empatizar con sus necesidades, para ver de qué manera se pueden compatibilizar las de ambos.

Pero unos buenos pilares no evitan que puedan ocurrir contrariedades. Una amenaza es el agotamiento del otro, provocado por la rutina, la falta de ganas de probar cosas diferentes y las tentaciones de infidelidad mal canalizadas.  Asimismo, puede influir la incompatibilidad para llegar a acuerdos, qué se hace en el tiempo libre…

Tampoco hay que olvidar que los conflictos en una relación no se deben solo a problemas de comunicación o falta de acuerdos entre ambos miembros de la pareja. Una persona puede aportar a la relación sus problemas personales, como la inseguridad,  celos patológicos, baja tolerancia a la frustración… En muchas ocasiones, los cambios pueden suponer una amenaza para la estabilidad de la unión. La llegada de un hijo, aunque sea deseado, implica que la pareja se relacione con una tercera persona que, durante sus primeros años de vida, va a necesitar mucha dedicación. Este cambio puede ser una auténtica prueba de fuego para el vínculo.

Cinco consejos para mantener una buena comunicación entre la pareja

Una buena comunicación entre los miembros de la pareja es imprescindible para lograr el éxito en la relación.

Conocer las necesidades del otro, respetarlas cuando no son comunes y, de vez en cuando, ayudar a que se cubran.

Conocer los tiempos de diálogo del otro, uno puede ser mucho o poco hablador o puede tener facilidad o dificultades para expresar sus sentimientos. Por tanto, no hay que forzar, sino respetar esa manera de ser en la comunicación.

No dar por entendido algo, mejor decirlo aunque pueda ser obvio, «te quiero», «me preocupa tal cosa», etc.

El miedo a la reacción del otro no debe favorecer la falta de comunicación, ser sincero a pesar del posible «dolor» del otro. Mejor una mala verdad que una verdad oculta.

Comunicar para informar y compartir con el otro, no para educarle.

Articulo publicado en el diario «El Económico» 15/05/2015    www.eleconomico.es

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